Ana es una mujer adulta de treinta y tres años, que tomó una terrible decisión que condenó su vida a un infierno. Después de nueve años de matrimonio con un hombre que la maltrata, ya no sabe quién es, ni que quiere.  Es una mujer derrotada y  angustiada. Prisionera de su propia desdicha, ni siquiera tiene fuerzas para sobrevivir un día más.

Sin embargo e incomprensiblemente surge una oportunidad asombrosa para ella. Después de una casi mortal paliza que la deja inconsciente y apenas recuerda, descubre con incredulidad, que ha retrocedido quince años en el tiempo y vuelve a ser aquella chica de dieciocho años con un mundo de posibilidades abierto ante ella; volver a comenzar la carrera de periodismo, compartir un piso de estudiantes y sobre todo no volver a cometer los mismos errores de nuevo. Desde ese momento su misión principal es evitar y no entablar ningún tipo de relación con Abraham, el que fuera su futuro marido. Pero no será nada fácil. No, cuando no puede impedir encontrarse con él por los pasillos de la universidad, y aún quedan ecos de ese algo que la mantuvo durante tantos años junto a él, un algo que probablemente ya no sea amor, pero sí una total y absoluta dependencia.

Cuenta con el apoyo de su hermano a quién revela todo. Siempre han sido muy cercanos y su relación es muy divertida, aunque Ana siempre ocultó a él y a sus padres el calvario que sufría. ¿Por qué? Esas son preguntas que constantemente se plantea mientras bucea hacía los lugares más profundos y oscuros de su alma, buscando las respuestas a esas dudas.