Casi un escape del amor. 1928. Virginia Woolf y Vita Sackville-West van a Francia para sellar sus sentimientos arrastrando detrás del fantasma de un "Orlando" que rinde homenaje a Vita Sackville-West más allá de la realidad del amor. Virginia ahora parecía perdida detrás del cuerpo escultural de Vita, que se le apareció como una ninfa sáfica fugaz y evasiva. También otros amores para Vita. Cintura doblada para adorar los cuerpos de otras mujeres.

Para Virginia, los sentimientos parecían convertirse en un destino de ambigüedad sustituta si, en la percepción de la realidad, la realidad parecía una madre prolífica de mil ansiedades, de afectos conflictivos, de sensibilidad artificial. Nada es tan real como la imaginación de los sentimientos. Virginia se siente sola con sus infinitas perplejidades.

La ambigüedad, por lo tanto, se convierte en protagonista de una realidad posible y probable. Una propuesta de amor que no parece definir una realidad como tal. Un amor que, aunque cercano, a veces parece estar muy lejos si miles de recuerdos toman forma y se convierten en visiones nemotécnicas que confunden el presente con el pasado. Acciones paralelas en una ambigüedad de sentimientos que se proponen como realidades imaginadas e imágenes reales. Una historia que parece cierta cuando la ficción se convierte en protagonista de una esperanza que no es tal. Virginia y Vita. 1928. Y Gran Bretaña como un amor marcado por sentimientos ambiguos.