La novela empieza rememorando un recuerdo del protagonista, Marc Kionaru: las noches veraniegas de su infancia cuando iba a pasar los días a casa de sus abuelos. Su memoria se impregna del recuerdo de una noche, cuando estaba admirando la belleza del firmamento diseminado con su abuelo Tom. En ese momento, sin esperarlo, un ovni con una refulgente luz verde invadió el cielo. Marc, le pregunta a su abuelo qué es eso. Este le responde de forma enigmática que algún día lo sabrá. 

Marc es una joven de veinte años, universitario, y vive en Barcelona. Una noche de verano se halla cenando con sus amigos y con Anna, el amor de su vida. Él nunca se ha atrevido a expresar esos sentimientos, además, ella sale con Joshua: uno chico que siempre se está riendo de él y poniéndolo en ridículo. Esa noche, mientras sufre una de esas burlas, una extraña sensación invade su cuerpo y es llamado a salir hacia la playa por una misteriosa voz en su interior. Marc hace caso a esa sensación y mensaje y llega hasta la zona rocosa, una vez allí, una misteriosa nave extraterrestre se presenta ante él y es abducido.

Después de recobrar el conocimiento con un claro aturdimiento en la nave, Marc entra en contacto con un ser muy alto, rubio y unos ojos de un color verdoso muy refulgente. Este le lleva ante toda la tripulación y allí mantiene una larga conversación de forma telepática con Ribix, el líder de la nave. Este le explica que proceden del planeta Urku y son de la civilización urkiana, una de las más antiguas del universo.  Sus principios son la paz y el bienestar de todo el universo. Sin embargo, no todas las especies son así: hay una que es maligna, llamada los rigtos. Sus investigaciones muestran que últimamente se están acercando a la Tierra, sin embargo, hay escasas posibilidades que la visiten, pues es un planeta sin importancia. Aunque, cuando ocurre esto, el protocolo que siguen, es asignar un protector de esa civilización otorgándole los mismos poderes que poseen los urkianos a través de una alteración genética. Marc, algo confuso y dudoso, al final acepta este cometido.