La ausencia de felicidad a lo largo de la mayor parte de su vida, se iba a reflejar en su obra a través de un constante alejamiento de la realidad, en un intento que claramente conseguiría de sumergirse en una visión fantástica de la vida, en la que predominaban los edificios góticos, la oscuridad y lo tenebroso, y en la que siempre afloraban los sentimientos humanos más perversos: La fantasía siempre le ofreció mucho mas que la realidad.
Fué acogido aunque no adoptado por Frances y John Allan, hombre de negocios de caracter muy fuerte , de quien tomaría el apellido Alan, y cuando Edgar tenía 6 años la familia se mudó a Inglaterra donde estudió varios años en un colegio típico de la época quedándose prendado del ambiente y el aspecto gotico y misterioso de los edificios.