Durante la noche de Jueves Santo, en la célebre abadía navarra de Fitero, el protagonista de esta historia encuentra dos o tres cuadernos de música con un Miserere. En ellos lee unas frases que no entiende muy bien, y le pide a un anciano que se las explique.

El anciano le cuenta una leyenda:

"Hace muchos años, una noche lluviosa y oscura apareció en la puerta del monasterio un hombre que decía ser músico. Lo único que pedía era algo de comer y un techo para poder refugiarse, ya que no tenía a dónde ir. El hombre empezó a contar al anciano, que entonces era joven,y a los pastores, una historia que según él fue un crimen y que quería plasmar en aquel Miserere.

Todos pensaron que estaba loco. Pero poco después, cuando oyó a los monjes cantar en las ruinas de un monasterio cercano, el hombre quiso ir a verlos, porque decía que la música parecía divina.

Al día siguiente se acercó al monasterio y pidió al abad que le permitiera vivir allí mientras componía su Miserere, pero..."