El gran escritor austríaco Stefan Zweig era un buen conocedor de los vaivenes del corazón y en esta novela nos va a descubrir la semilla del egoísmo, incluso entre los más delicados sentimientos de sus protagonistas.

El  joven teniente Hofmiller, oficial de la caballería austrohúngara, es invitado a una fiesta en la casa del rico terrateniente Kekesfalva, lo que le lleva a un mundo completamente distinto del de su rutina cuartelaria habitual: se encuentra en un entorno glamuroso, donde el vino fluye libremente y acaba estimulándole a pedir a la bella hija de su anfitrión que baile con él. Enseguida, para su horror, descubre que la joven es inválida. 

Esta torpeza inconsciente va a ser el comienzo de la pérdida del respeto hacia sí mismo. Debido a una compasión y culpabilidad mal entendidas, intentará, mediante un compromiso que no quiere cumplir, conseguir que la joven hija de Kekesfalva recupere la salud.

En esta novela el autor capta las emociones humanas más sutiles. Especialmente es de destacar la creación del personaje aparentemente ingenuo de Hofmiller, que con su mal entendida culpabilidad, consigue que su compasión se confunda con amor.