Individuos de los Servicios de Seguridad y de sus homólogos fascistas pululaban por doquier,. Unos perros furiosos ladraban. Había chiquillos que lloraban. Una niña perdió su muñeca. Una anciana dio un traspié. Botas claveteadas repartieron puntapiés. Las gruesas puertas fueron aherrrojadas con cadenas. La locomotora escupió vapor.

Sven Hassel fue enviado a un batallón de castigo como soldado raso en el ejercito alemán. El haberlo podido vivir en primera persona, le permitió narrar las atrocidades de la guerra, los crímenes de los nazis y el humor cínico y chabacano de los soldados. Con unas ventas superiores a los 50 millones de ejemplares son los libros de guerra más vendidos en el mundo.