Lucio obtiene la mitad del Yadín, una moneda grande partida irregularmente, con la intención de juntarla con otra la mitad para transformar el fantasma de Igor en el gran Guardián. A sabiendas de que esta se encuentra enterrada en los muros del castillo, contrata a un par de gnomos para la excavación, pero los minúsculos hombrecitos de orejas puntiagudas son descubiertos por los alumnos de Merlín en plena faena, empujando una diminuta carretilla con un saquito amarrado que contiene la mitad del Yadín.  El olfato detectivesco de Héctor y Diego, desvela el maléfico plan de las fuerzas oscuras y, justo cuando Igor está a punto de recobrar la vida uniendo las dos caras del Yadín, el potente rayo de Salvador lo envía de vuelta al inframundo.