Nadie podía dar crédito a lo que ocurría aquella mañana en el castillo. Simona abrió la puerta del baño y se encontró ante un paraje paradisíaco con un riachuelo y una impresionante cascada rodeada flores multicolores; Salvador y sus amigos despertaron alarmados por los gruñidos de las fieras, en medio de un intrincado bosque con neblina; Virginia corría por el pasillo con las ropas chamuscadas por una constelación de planetas y una tormenta solar en su recámara; Lander salió del baño en pijamas, con sombrerito de pescador, caña de pescar, caja de anzuelos y una trucha en la mano. La explicación es que se trata de un juego de ilusiones, pero deben hallar el Osimis, antes que las fuerzas del Mal… ya que el castillo podría desaparecer.