Boris Hahn sorprende a Urón, el bibliotecario, hincado ante El Bányat de Plata, liberando los sellos que protegen el castillo, y lo increpa duramente, por invocar a las fuerzas enemigas de la Escuela. Seguidamente, se apersonan cuatro encapuchados, supuestamente enviados por el Consejo Superior, pero en realidad son aliados de las fuerzas oscuras que vienen a terminar el trabajo que Urón dejó inconcluso. Suspenden las actividades y obligan a todos a permanecer en sus recámaras, llevándose a Salvador y a Christian, atados y amordazados, al lugar del ritual.  Igor se propone beber de la Copa Sagrada para recuperar la vida, cuando arremeten intempestivamente, todos los profesores, armados con sus báculos y varitas, dispuestos a enfrentarlos.